Hace años, un amigo me contó una historia que no se me ha borrado de la cabeza.
Estaba en la ruina. No podía pagar el alquiler. No podía comprar ni un café sin mirar la cuenta del banco.
Y, aun así, cada mañana repetía lo mismo:
«Esto va a cambiar.»
No era un mantra vacío ni una frase de motivación barata.
Era su orden mental.
El tipo no se decía «Soy millonario», porque su cerebro habría escupido un «Sí, claro, y los cerdos vuelan.»
Se repetía algo posible. Algo que su cabeza podía procesar sin rechazarlo.
Y pasó lo que pasa cuando cambias la charla interna: su cerebro se puso a trabajar para que fuera verdad.
Hoy vive como quiere, mientras otras personas siguen repitiéndose lo de «Esto es lo que hay.»
Tu auto charla es el mando a distancia de tu vida
La gente cree que su realidad la marcan las circunstancias.
Pero no.
La realidad la marcan las palabras con las que te hablas.
Si cada vez que fallas te dices que eres un desastre, ¿qué crees que va a pasar?
Si cada vez que dudas te llamas «inútil», ¿cómo te vas a atrever a más?
Tu cabeza no discute contigo. Obedece.
Y lo que le metes es lo que ejecuta.
Si te repites que no puedes, no podrás.
Si te convences de que eres torpe, te moverás como tal.
Si cada día te machacas, acabarás mal.
Y lo peor es que luego te dirás: «Lo sabía, tenía razón.»
No.
Lo que pasa es que le has dado la orden equivocada a tu cerebro.
Cambia tu auto diálogo y cambiarás tu vida
La diferencia entre las personas que avanzan y las que se quedan igual no está en lo que les pasa, sino en cómo se hablan sobre lo que les pasa.
Si a un problema le sumas una charla mental de mierda, el problema se multiplica.
Si a un problema le sumas una charla interna inteligente, el problema se reduce.
Y no, no es magia. Es ciencia.
Pero claro, esto no te lo enseñaron en el colegio.
Si no cambias esto, da igual lo que hagas
Puedes seguir machacándote y viendo cómo todo sigue igual con tu bla, bla, bla o ble, ble, ble de siempre.
O puedes empezar a entrenar tu mente para que juegue a tu favor.
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