
El otro día estaba en un aeropuerto, de esos en los que la gente camina como si la vida se les fuera en cada paso.
Un tipo delante de mí hablaba por el móvil, alterado, moviendo los brazos como si estuviera dirigiendo el tráfico aéreo.
— Es que siempre me pasa lo mismo. Justo cuando más lo necesito, algo sale mal. Es como si estuviera destinado a que todo me pase a mí.
Me dieron ganas de preguntarle:
— ¿Y si el problema no es lo que te pasa, sino lo que te dices cuando te pasa?
Pero claro, no estaba en modo «ayuda al ciudadano frustrado del aeropuerto». Así que me limité a observar.
Al final, su vuelo salió en hora. No pasó nada grave. Pero él se quedó con su idea de que el mundo conspira en su contra.
Porque cuando no controlas tu mente, ella controla la historia que te cuentas.
Y eso define todo.
El ruido mental que te tiene atrapado
Haz esto.
Apaga o silencia el móvil, cierra los ojos y quédate en silencio un momento.
Escucha lo que hay dentro de tu cabeza.
No lo que quieres pensar, sino lo que realmente está ahí.
Ese ruido que no para.
Como un perro ladrando todo el rato que no calla… y cada vez ladra más fuerte, más rápido y cada vez te resulta más molesto.
Pensamientos saltando de un lado a otro. Cosas que dijiste hace tres años y aún te persiguen. Escenarios catastróficos que probablemente nunca pasen. La voz de alguien que ni siquiera te importa, pero que sigue instalada en tu cabeza. O repetirte una y otra vez una misma cosa sin importancia que te han dicho o tienes que hacer.
Si no pones orden ahí dentro, da igual lo que intentes cambiar fuera.
Porque cada vez tendrás más perros ladrando en tu cabeza sin control alguno.
Porque tu mente no te deja espacio para moverte.
La historia que te cuentas determina cómo actúas
Cuando estaba empezando en esto del cambio mental, hace ya más de 30 años, me encontré con una idea que me dejó un alto impacto:
La gente no fracasa porque no tenga talento o capacidad.
Fracasa porque cree que no puede hacerlo.
Y me incluí ahí yo.
Y lo cree porque se ha contado la historia equivocada durante demasiado tiempo.
Esa historia que dice que no eres buena persona para vender.
Que te cuesta hablar en público.
Que no eres de esas personas con disciplina.
Esa historia no es cierta.
Es solo un diálogo interno repetido tantas veces que ahora suena a verdad.
De echo, muchas veces, encima lo auto afirmamos con «evidencias» de hechos que así lo atestigüen y den más fuerza a nuestro relato para seguir teniendo razón.
Y aquí está la clave:
Si puedes cambiar la historia que te cuentas, puedes cambiar los resultados que obtienes.
Si, lo más probable lo haya escuchado ya muchas veces.
El tema está en que mucha gente te dice, haz esto, haz lo otro, acciones…
Y no, no se trata de acciones, se trata de ser primero.
Cómo reescribir tu guion mental
Lo que piensas hoy no es la verdad absoluta.
Es el resultado de años de repetir las mismas ideas, muchas de ellas prestadas, heredadas o impuestas.
Pero igual que se instalaron, se pueden desinstalar.
Solo es cuestión de cambiar tu bla, bla, bla habitual por el ble, ble ble que te interese.
¿El primer paso?
Detectar lo que te estás diciendo sin darte cuenta.
Lo que piensas cuando cometes un error.
Lo que te dices cuando algo no sale como esperabas.
Lo que te repites cuando estás a punto de hacer algo que te da miedo.
Ahí está el programa que dirige tu mente.
Y si no lo cambias, va a seguir ejecutándose en bucle.
Y poruqué cosa debes cambiarlo?
Pues por un auto diálogo que sea de una persona exitosa que haya conseguido eso mismo que tu quieres conseguir. Modela ese auto diálogo interno y tienes el éxito asegurado.
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