
Tu cabeza no para de hablar…
¿Y si la haces callar con PNL y ganas?
Mira, tu mente es un loro loco que no para de graznar.
Todo el día dándole vueltas a lo mismo, repitiendo frases que te hunden o te disparan, y tú ahí, escuchando como si fuera el evangelio.
¿Te suena? Claro que sí.
Todas las personas tenemos esa charla mental que a veces parece un disco rayado: “No voy a poder”, “Siempre la cago”, “Esto no es para mí”, «Es que no es fácil».
Y luego te preguntas por qué te has atascado.
Spoiler: no es casualidad.
Pero aquí va la buena noticia: con Programación Neurolingüística (PNL) y algo de ciencia del auto diálogo, puedes domar a ese loro y hacerle cantar la canción que tú quieras.
¿Fácil?
Más de lo que crees, si sabes cómo.
Vamos a ello.
El loro que te sabotea no sabe lo que dice
Imagina esto: estás a punto de lanzarte a algo grande —un proyecto, un cambio, lo que sea— y de repente, esa vocecita interna empieza:
“¿Y si meto la pata? Mejor no lo intentes”.
Suena como un juez gruñón, ¿verdad?
Rápida, cortante, como si te estuviera regañando por respirar.
Siempre está al acecho.
Es más peligrosa que cualquier serie o película de Netflix.
Es el asesino en serie más peligroso que haya existido jamás en la humanidad.
Sólo el 1% de la población mundial ha sabido cómo poder atrapar al asesino de mentes.
Eso es tu diálogo interno en modo sabotaje.
La PNL lo tiene claro: no solo importa qué te dices, sino cómo te lo dices.
El tono, el ritmo, el volumen.
Todo eso te afecta más de lo que piensas.
Hace unos años, yo era un desastre con eso.
Fumaba como chimenea tras 32 años y múltiples intentos por dejarlo, pesaba 20 kilos de más por ansiedad descontrolada y, para colmo, me diagnosticaron cáncer de colon.
Mi cabeza era un campo de minas asesinas: “Estás acabada, esto no tiene arreglo”.
Pero un día, harta de mi propio drama, me pillé pensando:
“¿Y si cambio el canal?”.
«¿Y si ya no veo Netflix y me creo mis propias películas mentales a mi rollo?»
No fue magia, fue ciencia mental.
Empecé a jugar con esa voz.
Si me decía “No puedes”, la imaginaba como un pato chillón de dibujos animados.
Ridícula.
Inofensiva.
Y poco a poco, dejé de creerle.
Resultado: adiós tabaco, adiós kilos, adiós cáncer. Los médicos fliparon, pero yo ya sabía el método: mi auto diálogo dejó de ser mi enemigo.
(cuidado, que mezclé medicina de primer nivel que hay en España con mi metodología. La medicina cuidó mi cuerpo y yo cuidé a mi mente que cuida mi cuerpo)
PNL: El mando a distancia de tu mente
La Programación Neurolingüística no es un trabalenguas para presumidos, es una herramienta bestial para hackear tu charla interna.
¿Cómo?
Primero, te hace darte cuenta de que no eres tus pensamientos, sino quien los escucha.
Segundo, te da el poder de reescribirlos. No se trata de repetir “Soy una maravilla” como loro optimista —eso cansa y no cuela—, sino de ajustar el volumen y la perspectiva de lo que te dices.
Por ejemplo, ponte que tu mente te suelta: “Siempre fracaso”.
En PNL, no te quedas llorando en la esquina.
Le das la vuelta: ¿Cómo suena esa frase si la dices con voz de payaso, bajita y lejana?
Prueba.
Se vuelve absurda, ¿no?
Pierde fuerza.
O cámbiala por: “Cuando tropiezo, siempre me levanto”. Dilo con calma, como si una de tus mejores amistades te lo susurrara al oído.
¿Notas la diferencia?
Tu cuerpo lo nota: menos tensión, más ganas.
Eso es persuasión interna en acción. Es anclaje, eso sí, debes saber qué diálogo interno ponerte y además de utilizar PNL, hacer la estructura de la frase con los parámetros establecidos para darle más fuerza y poder a tu autodiálogo interno.
Cambiar creencias no es sufrir, es jugar
Aquí va el gran mito: cambiar tu mentalidad duele, lleva años y es un rollo.
Mentira.
Otra mejor y más actual: levantarte a las 5 de la mañana te hace una persona millonaria.
La gente te dice qué hacer —“Sé positivo”, “Visualiza el éxito”—, pero nadie te cuenta cómo serlo sin sentirte idiota.
Yo estuve 30 años buceando en libros, cursos y viajes, gastándome una pasta, hasta que di con la clave: el autodiálogo científico.
No es rezar frases bonitas, es reprogramar tu cerebro con repetición y precisión.
Fácil, si sabes la forma.
Y escalable una vez aprendes cómo hacerlo a cualquier área de tu vida.
Mira mi caso. Cuando cerré mi empresa de realidad virtual por el COVID y acabé cobrando de asuntos sociales, mi cabeza me machacaba: “Has fracasado, no vales nada”, «Siempre me pasa a mí».
Como no tenía bastante, perdí más de12.000 euros en hacer Trading. Bueno, digamos que a día de hoy me digo que hice un curso de Trading de los errores que debes evitar.
Ah, y no tuve bastante con eso, que me detectaron a los pocos meses un cáncer de colon.
Ey, pero es que eso no queda ahí, después de tres meses operada, me quedé sin casa, mi arrendador vendía su casa.
Bien, dices, bueno, ya nada más puede pasar….
Anda que no….
Al mes de quedarme sin casa me quedé sin pareja….
Cuesta abajo y en picado se queda corto para describir esos momentos…
Que no puede ir peor???
«No ni ná».. como dirían los andaluces….
La poca familia que tenía, quedó fuera.
Y ya para colmo, como me quedé sin dinero, hubo varios días que dormí en la calle y varios meses en un albergue…
El único dinero que recibía eran unos míseros euros de asuntos sociales, vamos, del «papá gobierno».
Lo bueno y malo de todo es que tenía sentimientos encontrados.
Me encontraba feliz por haber superado un cáncer de forma tan «contra todo pronóstico» y a su vez fatal por el temporal de viento, lluvia, nieve, tsunami, maremoto y volcán todo junto que había vivido en apenas un año de tiempo… Concretamente 1 año y 6 meses…
Una condena de horrible sufrimiento y torturas, con temporales diferentes y uno tras otro.
Si eso no es la tormenta perfecta….
Hubo un día que me dije:
«O salgo de aquí o me mato». Una de dos.
Sí, así a lo bruto te lo digo.
Como siempre he sido una persona que me ha gustado romper techos, mejorar, decidí salir de ahí.
Uys, y en ese momento de tanta oscuridad, entró un libro, que me llevó a otro donde descubrí el auto diálogo…
Y ahí encajaron tantas piezas…
Vamos, como se suele decir, ahí vi la luz.
El auto diálogo interno. Para cambiar cosas o para aprender, solo existe una regla nos guste o no.
La de la repetición.
Cada vez que esa charla mental empezaba, la paraba en seco y me decía: “Esto es temporal, yo decido lo próximo”.
No con vocecita de motivador barato, sino con tono firme, como si mandara en mi propia cabeza.
Y funcionó.
Tanto que empecé a perfeccionarlo.
Hoy estoy aquí, con una web (MenTalent.pro) y un método que enseño a cualquiera que quiera dominar su mente.
Yo ya no sufro, ¿y tú?
El cerebro no distingue verdad de repetición
Esto es ciencia, no cuentos.
Tu cerebro es un cacharro plástico que se reconfigura con lo que le metes.
La PNL lo pilla al vuelo: si repites algo suficiente, se graba como verdad, aunque sea un disparate.
Por eso, si tu diálogo interno es un bucle de “No sirvo”, te lo crees y actúas como si fuera cierto.
Pero si lo cambias a “Estoy aprendiendo, voy a más”, tu cabeza lo compra igual. La diferencia está en quién manda: ¿el loro loco o tú?
Yo lo comprobé con mi salud.
Tras el cáncer, los médicos me dieron un pronóstico chunguillo.
Me operaron de urgencia. Desde que me lo detectaron hasta la mesa de operaciones pasó tan solo 1 semana. Qué grande es la sanidad Española… Jamás me cansaré de elogiarla.
Siempre lo había creído y pensado, por otras cosas, en mi vida. Que tenemos una de la mejor sanidad del mundo, sobre todo en casos graves, en casos leves, la lista de espera es pura mierda, pero cuando hay que estar ahí…. vaya si están!
Bien, sigamos al lío.
Me negué a escuchar a mi voz limitante.
Empecé a repetirme: Frases que me empoderaban. No diré cuáles, eso es para las personas que quieran pagar ese valor.
Día tras día, con tono seguro.
No fue fe ciega, fue entrenamiento mental.
Y mira, aquí estoy, contra todo pronóstico.
Si yo pude, tú también. Es cuestión de práctica, no de milagros.
Es cuestión de ciencia siempre. La ciencia médica y la ciencia mental. Ambas, juntas son imparables.
Yo ahora lo aplico al dinero, y lo estoy documentando en redes para que lo veas en vivo.
Tú decides en qué lo usas.
Hazlo ya o sigue perdiendo el tiempo
Tu diálogo interno no va a cambiar solo.
Si sigues dejando que el loro grite, te vas a pasar años dando tumbos, como me pasó a mí con tres décadas de cursos y libros y videos que no me daban el cómo.
En MenTalent.pro tengo herramientas —info productos, vídeos, un método sistemático— para que domines tu mente sin sufrir.
Entra a la Tienda y coge lo que necesites.
Es fácil, práctico y va al grano.
¿No quieres? Perfecto, sigue viendo vídeos eternos, gastando en terapias que te calman pero no te empoderan, o esperando que la vida te sonría por arte de magia.
Yo perdí 30 años buscando, tú no tienes por qué.
Yo ya no sufro, ¿y tú?