
Hay dos tipos de personas:
Las que se dicen «Voy a intentarlo, pero seguro que sale mal», y las que piensan «Si otras personas lo han hecho, yo también puedo hacerlo».
¿Sabes cuál tiene razón?
Las dos.
Porque tu diálogo interno es la batuta de la musiquita de turno que toca la orquesta de tu vida.
Ese bla, bla, bla, o ble, ble, ble, que te dices y oyes a diario.
Y créeme, sé lo duro que te dices bla y ble.
Si la gente supiera lo que te dices…. Ayss…
Pero no te preocupes, no eres la única persona que le pasa que no puede, ni sabe o no quiere dominarlo.
Solo lo saben hacer el 1%.
Lo que te dices no solo refleja lo que crees, sino que moldea la realidad en la que vives.
La buena noticia es que puedes reprogramarlo a tu favor y dejar de ser parte del 99%.
La mala es que si sigues pensando que el positivismo es solo decir frases bonitas, no vas a cambiar nada.
El problema de las frases motivacionales vacías
Seguro que alguna vez te has repetido algo como:
💭 «Voy a ser feliz y con mucho dinero»
💭 «Todo me sale bien siempre o soy abundante»
💭 «Soy imparable, el éxito me persigue»
Y luego miras tu cuenta bancaria que y te ríes por no llorar.
¿Por qué no funciona?
Porque tu mente no es tonta.
Si llevas años diciéndote lo contrario, tu mente no va a tragarse un «todo va a salir bien» solo porque sí.
Además de que no reúnen ni una sola de las formas de estructura de frase con psicología cognitiva, ni de los 16 procesos que se necesitan para el cambio de creencias permanente.
El positivismo vacío es como ponerse una venda en los ojos y esperar que no haya un muro delante.
De hecho, la mayoría de las personas que intentan cambiar su mentalidad con afirmaciones positivas terminan peor.
Se frustran porque no ven resultados.
Se culpan por no lograr «vibrar alto».
Y al final, se convencen aún más de que su diálogo interno negativo era la verdad desde el principio.
¿Te suena?
Quizá intentaste repetirte frases motivacionales y no sirvieron de nada.
O te leíste un libro de desarrollo personal que te prometía que, si piensas bonito, la vida te regalará lo que quieras.
O lo que está de moda ahora, levantarte a las 5 de la mañana y ver como te quedas mano sobre mano porque no sabes qué hacer a esas horas porque despiertas a tu familia o comunidad.
Y ahora estás aquí, preguntándote qué es lo que realmente funciona.
Tu mente se lo cree todo (para bien o para mal)
Mira, aquí no estamos hablando de magia ni de pensamiento místico ni de seguir a la masa.
Hablamos de ciencia.
Tu cerebro es una máquina de aprendizaje. Lo que le repites, lo acepta.
No hay más secreto que ese.
Y quien diga lo contrario, miente.
Lo digo tan categóricamente porque si le das un pequeño repaso a tu vida, comprobarás que todo, absolutamente todo lo has aprendido a base de repetición.
Si llevas toda tu vida diciéndote que no puedes, que no eres suficiente, que el éxito es para otros… tu mente lo toma como una orden.
Lo has repetido tantas veces…. que encima se ha quedado grabado a fuego lento en tu subconsciente.
Y peor aún: buscará pruebas en tu realidad para reforzar esa creencia.
📌 Si tu diálogo interno dice que no puedes, tu cerebro buscará pruebas de que no puedes.
📌 Si te repites que eres un desastre, tu mente reforzará esa idea con cada pequeño error.
📌 Si te dices que el éxito no es para ti, tu cerebro filtrará la realidad para confirmártelo.
Ya sabes el dicho de Mark Twain que dice: «Es más fácil engañar a alguien que convencerle de que ha sido engañado.»
Así que sí, cambiar el diálogo interno es fundamental, no dejes que tu mente te siga engañando, sé humilde y empieza a aceptarlo.
Pero no de cualquier manera.
Porque si lo haces mal, te harás más daño.
La trampa del «piensa en positivo»
El problema de la mentalidad positiva no es que sea incorrecta. El problema es que la mayoría la aplica de forma superficial.
Repetir frases bonitas sin entender cómo funciona tu mente no sirve de nada. Es como querer correr una maratón sin entrenar: te quedarás sin aire antes de empezar y con alguna lesión adicional.
Y aquí está la gran pregunta:
Si repetir afirmaciones vacías no funciona, ¿qué sí?
Bueno, esa es la parte que nadie te cuenta.
Porque cambiar el diálogo interno no se trata de «hablarte bonito».
Se trata de programar tu cerebro deliberadamente.
Y eso… eso ya es otro nivel.
¿Y ahora qué?
Pues ahora tienes dos opciones.
Seguir dejando que tu mente juegue en tu contra, repitiendo el mismo guion de siempre.
O empezar a entrenarla con auto-diálogo científico para que, por fin, juegue a tu favor.
Si quieres saber cómo hacerlo de forma profesional (sin frases vacías ni promesas mágicas), en MenTalent.pro tienes todo lo que necesitas.
O no.
Si prefieres seguir como hasta ahora, sin tomar acción, también es una opción. Pero luego no digas que no sabías cómo cambiar.
P.D. Bueno, tienes una tercera, hacerlo por tu cuenta y tardar año arriba o año abajo lo que tardé yo.