¿Quieres disciplina? Entonces prepárate para lo que viene
A veces me imagino que la disciplina es como esa persona que sabemos que nos conviene tener al lado, pero a la que evitamos como si fuera un vendedor de seguros con nuestra dirección en la libreta.
Nos gusta la idea de ser personas disciplinadas, igual que nos gusta la idea de tener energía desde la mañana, una cuenta bancaria llena de dinero y la capacidad de decir “no” a la última copa cuando sabemos que mañana hay que madrugar.
Pero cuando llega el momento de la verdad… ay, qué bien sabe la procrastinación.
Empiezas con la intención de levantarte temprano y comerte el mundo, pero terminas negociando con la alarma del móvil como si fuera un rehén.
Y aquí es donde empieza la historia.
Cuando la motivación se va, la disciplina es la que paga la cuenta
Hubo una época en la que yo pensaba que la disciplina era un superpoder reservado para monjes budistas y atletas olímpicas.
Gente con una genética distinta, con una voluntad de hierro que no se dejaba vencer por las tentaciones del mundo moderno.
Pero luego entendí que no, que no es que sean distintas: es que se han entrenado mentalmente primero para hacer lo que hay que hacer, les apetezca o no.
Sí, así de crudo.
Si solo haces las cosas cuando te apetece, vas a ser una persona esclava de tus estados de ánimo.
Hoy te sientes con ganas, bien.
Mañana no, pues nada.
Pasado mañana te acuerdas de que tienes que hacer algo, pero te dices “mejor el lunes empiezo bien”.
Y así, en un bucle infinito de justificaciones llamadas excusas.
Pero si entrenas tu cerebro con auto diálogo científico para entender que hacer lo que toca no es negociable, entonces las cosas cambian.
La motivación es esa amiga fiestera que aparece cuando todo va bien, pero que desaparece cuando hay que recoger los platos sucios.
La disciplina es la persona que se queda fregando mientras las demás duermen.
Y es quien realmente hace que las cosas pasen.
Las excusas son historias bien contadas
La gente que no logra lo que quiere no es porque no pueda, sino porque se ha contado a sí misma una historia muy convincente sobre por qué no puede.
— “No tengo tiempo. No me da la vida.”
— “Es que soy más de trabajar por inspiración.”
— “No soy de hábitos, yo fluyo.”
Parece que te estoy leyendo la mente, ¿verdad?
Mira, nadie tiene tiempo.
A nadie le gusta madrugar.
A nadie le apetece entrenar después de un día largo.
Pero si cada vez que aparece un obstáculo lo usas como justificación para no hacer lo que toca, lo único que estás entrenando es tu mente si, pero en el sentido contrario para posponer lo importante y así no conseguir tus deseos u objetivos.
La clave de la disciplina no es hacer grandes esfuerzos heroicos, es tomar pequeñas decisiones diarias, en forma de auto diálogo, que preparan a tu mente para que te acerquen a donde quieres estar.
Es la persona escritora que se sienta a escribir aunque no tenga ganas.
Es la persona emprendedora que sigue vendiendo aunque le digan que no.
Son atletas que entrenan en invierno cuando nadie les ve.
Disciplina es elegir el camino «difícil» (sin el auto diálogo correcto) cuando nadie te obliga a hacerlo.
¿Cómo se entrena la disciplina? Con el Auto Diálogo Deliberado
Si vas al gimnasio y levantas pesas de 100 kilos el primer día, vas a romperte.
Si intentas ser una persona súper disciplinada de golpe, también.
La clave está en empezar con el auto diálogo científico, que es una charla mental deliberadamente preparada, para que, cuando hagas tus tareas o acciones, la procrastinación se convierta en esa amistad, o ex, que hace años que dejaste porque no te convenía.
Prepárate como hacen los deportistas, o cuando te sacas el carnet de conducir o te sacas unos estudios.
Primero la teoría de cómo se hace…es decir, la mentalidad adecuada, pensamientos adecuados y luego poco a poco ir haciendo según esos pensamientos se vayan instalando cómodamente en tu cerebro.
Tal cual okupa.
Pero a este le invitas tú para que se quede para siempre.
Al principio, de 10 intentos que hagas, seguro que 8 son sabotajes.
Es lo que tiene que pasar.
Es parte del proceso. Forma parte del plan
Después los números irán del dando la vuelta.
De 10 intentos 6 serán sabotajes.
Después serán tan solo 4.
Hasta que llegue el día 10 de 10.
Y después llegarán los meses, los años, etc.
El hábito te quita la necesidad de depender de la motivación.
Porque si algo tenemos claro es que la motivación va y viene.
Pero la disciplina, cuando se entrena, es un matrimonio para toda la vida.
Es esa clase de «amistad» que nunca te abandona.
Tener disciplina no es aburrido, es ser libre.
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